Cuando los méritos están sobradamente reconocidos, un homenaje siempre alegra a los que lo dan y a los que lo reciben. El programa de promoción artística patrocinado por EL COMERCIO Bravo Asturianísimo quiso ayer reconocer el trabajo de la escuela de música Enrique Truán «por sus más de 60 años de labor», a lo largo de los cuales ha dado formación a cientos de alumnos. Algunos de ellos son ahora reconocidos intérpretes o profesores de conservatorio.
«Este es el primer homenaje que se le hace a la escuela, es una alegría muy grande para todos nosotros», agradeció una de sus directoras, María Dolores García. Ella fue la encargada de recoger junto a Delia Gutiérrez y Susana Suárez (las otras dos integrantes de la terna directiva del centro) el Triskel de cuatro hojas y los regalos que el programa, con la adhesión del Ayuntamiento de Gijón y EL COMERCIO, les entregaron como reconocimiento a su labor educativa.
A cambio, más de un centenar de músicos, entre alumnos y profesores, pasaron por el escenario del Teatro Jovellanos para deleite de un auditorio abarrotado, entre el que se vislumbraban las emocionadas caras de los familiares de los, en su mayoría, jóvenes músicos. Cámara en mano, inmortalizaron las actuaciones de las promesas de la música gijonesa.
Tras la presentación del director de Bravo Asturianísimo, Gonzalo Mieres, y bajo la presentación de José Ramón Uría, Julio César Baragaño, Melisa Fernández y Susana Fernández, precedieron a los homenajeados las aplaudidas voces del ochote Sotto Voce, de Segovia. Dividido en dos partes, su concierto dejó muestra de unos esmerados arreglos vocales de su director, Miguel Gálvez, y de un repertorio basado en la canción popular y la poesía musical.
Después, los alumnos de la escuela Enrique Truán fueron desfilando por las tablas del Jovellanos para mostrar sus habilidades. Desde pequeños de cuatro años hasta la orquesta de adultos y profesores, que cerró el concierto, un total de 19 actuaciones de grupos, coros, dúos, cuartetos y orquestas de todo tipo llenaron de música el ambiente del Jovellanos.
Tras una segunda actuación de la agrupación Sotto Voce, que de nuevo hizo gala de la calidad y buen gusto de sus voces, los profesores del centro dejaron también muestra de sus habilidades musicales. Un trío de flauta, acordeón y piano abrió la segunda parte del espectáculo. Tres muestras de canto acompañado de piano, una actuación de canto y guitarra y un trío de voces dieron paso al coro de la escuela. Un cuarteto de cámara y la orquesta dirigida por Ginés Fernández pusieron. Y final al multitudinario concierto.
Después llegó el momento de los reconocimientos y de los recuerdos. Desde los inicios en 1942 y su puesta en marcha al año siguiente, pasando por la figura del maestro Truán, que fue director desde 1948 hasta finales de los años 70. También otros muchos nombres ligados a la institución gijonesa. Todos ellos, y aquellos que de alguna forma les apoyaron, recibieron ayer un cálido reconocimiento.